miércoles, 24 de agosto de 2016


La mejor noche del mundo



Hace aproximadamente dos semanas pasaba algo muy importante, nadie sabe qué. Pero el caso es que había una niña muy rara, usaba gafas, y era bajita y gordita, todo el mundo le maltrataba todo el tiempo. Su familia la ignoraba, los compañeros del colegio le hacían bulling, los perros intentaban morderla y los gatos la arañaban.

Todo el tiempo se sentía rechazada, desplazada y no sabía qué hacer. De vez en cuando se iba al bosque a ver si encontraba algo interesante, y de hecho lo hacía, todo el tiempo encontraba flores bellísimas de muchos olores y colores, lamentablemente tenía que estar un poco lejos porque si las flores la veían se marchitaban.

Ella siempre estaba fuera de casa, solo algunas veces volvía para comer y para dormir, claro que nunca nadie se daba cuenta, y a ella tampoco le importaba, ya se había acostumbrado después de 9 años.

Un día hubo una discusión terrible en su casa, los padres de la niña la consideraban como un estorbo, así que ese día decidieron mandarla para un orfanato.

Al día siguiente cuando ella volvió de la escuela llegaron unos hombres, eran muy serios, muy feos y terriblemente bruscos, la agarraron por el brazo y la halaron hasta el carro, ella al principio pensó que la habían secuestrado, pero luego vio que el auto decía “ORFANATO”,  cuando ella quiso volver a mirar para cerciorarse de lo que decía ya no pudo, la habían metido al carro en un segundo.

La llevaron a un edificio alto y lleno de colores, cuando entró al patio de juegos todo parecía muy divertido. Al llegar a la habitación todo era muy simple y solo había un plato, una cuchara, una cama y barrotes, como en una prisión. A la mañana siguiente habían golpeteos en las puertas a las 7 de la mañana, ella, como era nueva, no sabía que significaba eso. Por fin, cuando llegaron a la puerta de la niña le gritaron, “¡EL PLATO!”, ella se levantó en seguida, cogió el plato y lo acercó a la puerta, el hombre le sirvió el desayuno, una cosa blanca y babosa, ella recordó lo que comía en casa y se comió esa cosa blanca sin problema.

Eso pasó todos los días de su vida, a las 7 de la mañana el desayuno, a las 10 salir al jardín, a las 10:30 volvían a sus cuartos, a las 2 el almuerzo, otra vez la misma cosa babosa y la cena era a las 7 de la noche, en cada comida debían comer en exactamente 10 minutos, como en casa. Cuando tuvo 10 años le dieron una computadora, una cosa fea, gris y apenas funcional.

Ella estaba muy aburrida, en el computador tenía un par de juegos súper tediosos de dibujar una vaca y de rascar un gato. Ella supo utilizar el computador bien y por eso escribió algo que para ella fue lo más especial que jamás había escrito, es lo siguiente:

Ella todavía quería mucho a su madre, porque, en algún momento de su vida le había prestado atención.
La vida siguió y no hubo ningún cambio. Cuando tuvo 13 años se cansó de esa vida y trató de escapar de ahí 5 veces, pero todos sus intentos fracasaron, hasta que por fin, al sexto intento lo logró, se fue lo más lejos que pudo de allí, corrió muy rápido hasta llegar a un pequeño pueblo, era muy silencioso y por eso a ella le gustó el lugar y se quedó allí varios días, una noche fue a dormir en medio de un pastizal, por primera vez en su vida durmió placenteramente y sin interrupción, eso fue desde las 8 hasta las 10, por raro que parezca, dos horitas fueron suficientes para recuperar todo el sueño perdido, ni las 12 horas que dormía en el orfanato eran un minuto recuperado, no servían para nada. Cuando despertó estaba mirando algo increíble, ella no supo qué era porque nunca había visto algo así, había millones de puntitos blancos en el cielo, después ella se acordó de que en algún momento había visto una o dos pepitas de esas y le habían dicho que eran “estrillas” o “estrallias” o algo así. Desde las 10 hasta las 2 de la mañana miró las “astrelias” y las fugaces que pasaban cada rato. Esa fue la mejor noche de su vida, de ahí en adelante aprendió a vivir sola, a ganarse la vida y cada noche miraba esas pepitas pensando en lo lindas que eran.

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